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    Hola, buenos noches, mi nombre es Iván Luis Calle, vengo con un amigo que me trajo, él está ahí sentado, y bueno, soy…

Se hicieron unos 10 segundos de silencio y todos los presentes no prestaron atención, algunos veían el piso, otros fijaban su atención en aquel hombre de unos cuarenta y tantos años, vestido con chaqueta marrón y pantalón negro, solo Laura miraba los ojos de aquel que hacia su primera aparición en el grupo de los jueves en centro comunitario e intentaban dejar atrás su adicción al sexo

-          … Soy adicto al sexo, bueno eso creo, espero que ustedes aquí me ayuden a determinar si es cierto o no eso…

Hubo otros segundos de silencio, Laura veía atenta la expresión de aquel desdichado que solo levantaba la vista para verla a ella e intercambiar unas miradas de vergüenza e interés

-         –  Mi terapeuta está convencido que debo hablar del problema y bueno aquí estoy, él me recomendó que contara una historia de las cosas que me han pasado, dijo que sería un buen comienzo

Tras varios segundos de solo ver el piso y tocarse el codo izquierdo de forma de buscar distracción Lauro volvió a buscar con la mirada a Iván, una de las cosas que más le gustaba de estas reuniones era la primera exposición de los problemas de sus compañeros, aunque sabía que era muy negativo como su mente vivía en carne propia los demás relatos ella sentía que no podía evitar el excitarse y era una de las pocas cosas con las que no batallaba controlar

-          – Esto me pasó hace un par de meses atrás, pero es una de las cosas que más me tiene pensativo, tal vez una persona normal en esta situación habría dicho que no, pero bueno yo no puedo decir que no a tal oportunidad

Laura pensaba que este hombre estaba en dolor, transmitía preocupación, pero al mismo tiempo detallaba lo bien que le quedaba ese corte de cabello perfectamente anatómico a la forma de su cabeza, estaba muy bien hecho y combinaba perfecto con su barba perfectamente delineada
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–       Estaba de visita en la ciudad donde nací y que deje cuando empecé la universidad, coloque en Facebook que estaba de visita y un amigo de la infancia no espero dos segundos para contactarme y vernos para tomarnos unas cervezas

Iván esbozo una sonrisa mientras mencionaba el buen rato que paso con su amigo en aquel bar, Laura se imaginaba aquella escena y se decía que un tipo como este en un bar y con cierto alcohol en la sangre era un hombre muy pero muy difícil de rechazar

-          Mi amigo recibe unos mensajes y me dice que un compañero de trabajo lo está invitando a su casa, a pesar que eran casi la media noche, decidimos ir

Laura se siente más y más intrigada porque sabe que siempre después de la media noche es que ocurren las cosas que ella quiere dejar atrás

-          Había pocas personas en su casa, me presenta al anfitrión Javier y a su esposa Paola, de entrada, me pareció que Javier era un gran tipo, siempre riendo y muy atento a la visita, y Paola de verdad no me presto mucha atención solo me saludo y siguió el cuento que tenía con sus amigas en la cocina

Laura no sabe si le gusta o no que Iván sea de esos tipos que no resumen las historias, contó con lujo de detalles como disfrutaba la conversación con su amigo y con Javier mientras tomaban cervezas y de vez en cuando veía a Paola de reojo con su pantalón apretado que, hacia ver sus nalgas perfectas y una cintura pequeña

-          Tenía una camisa corta que cuando elevaba un poco los hombros se le veía el ombligo, además de unas tetas… perdón unos senos, ¡senos! redondos y la silueta de una ninfa, el cabello corto y detrás de las orejas, yo sentí que ella noto que yo la veía y empezó a pavonearse con sus amigas, aunque había otra que estaba más buena, Paola se llevó toda mi atención

Laura ahora solo veía el piso y ya tenía el codo adolorido, estaba sintiendo una corriente por su espalda baja y un calor en el pecho, sabía que esto no era nada bueno, sabía cuál era el final de la historia, pero no como iba a llegar ahí

-        Los invitados se habían ido alrededor de las dos o tres de la mañana y ahora solo estábamos Javier, mi amigo y yo en la sala mientras Paola limpiaba sola la cocina

Laura controlando su impaciencia esperaba que adelantara como hizo para quedarse con Paola en la casa de ella y con el esposo y su amigo, es imagino una orgia donde una sola mujer se quedó con tres hombres, quería saber ya el final

-        – Javier estaba al punto del llanto por todas las cervezas que tenía en su cabeza y además porque contaba que querían tener hijos y no habían podido aun, y bueno ya cuatro años intentándolo pues era mucho tiempo

Laura era un mar de emociones, el dolor del codo, la espalda con su sensación de electricidad que iba y venía, y sentía empatía con aquel hombre que tornaba en oscuridad y preocupaciones su rostro mientras contaba el dolor de Javier

-         Ya para este punto la conversación dio un giro porque Paola se sentó justo al frente mío y Javier estaba recuperando el aliento y la alegría, mientras yo contaba un viaje a Cuba hace unos años y contaba el horror de la prostitución en la isla, pero al mismo la clase de cuerpos que se veían

Iván contaba cómo eran los cuerpos esbeltos de aquellas “negras” como él las llamó de forma natural, y como estuvo con más de tres en una sola noche, ahora el calor del pecho estaba esparcido desde sus talones hasta el cuello, ya se dejó llevar y la atención que le daba al codo paso a otro lado

-         – Paola solo me veía a mí, no parpadeaba y yo tratando de controlar que mi relato fuera para tres personas y no solo para ella; les decía lo placentero que era despertar en una cama enorme viendo como la luz del sol entraba por una ventana de madera y el sudor de tres mujeres desnudas mezclados con aquel mundano olor a sexo

Cuando Laura se dio cuenta la forma que tenía un pie encima del otro y lo apretado que estaban sus muslos y esa humedad que crecía en sus genitales volvió enseguida la atención al codo, y se preguntaba si a este hombre nadie le dijo que sus relatos debían ser carentes de detalles sexuales

-         …entonces mi amigo tuvo que salir a comprar más cerveza y note como Javier estaba callado y atento a mi historia y Paola, dios, tenían que haber visto a esta mujer, se había desabotonado ya dos botones de su camisa y se veía sutiles toques de su brasier negro, con las piernas cruzadas y moviendo inquietamente su pie

El ambiente estaba un poco denso, algunos seguían atentos el relato mientras otros tenían cara que estaban a punto de irse, Laura seguía expectante, quería saber cómo este hombre se acostaba con Paola, se preguntaba si era un trio, si era un fetiche de Javier ver como alguien más se cogía a su esposa, tenía que saber cómo terminaba esta historia, ya no le importaba tener los calzones mojados, pero agradecía haberse puesto un pantalón negro esa noche

-          Yo pensaba que era muy loco todo esto, pero les juro que mi nivel de excitación estaba por el cielo, jamás me había pasado algo así, que el propio marido me propusiera embarazar a su esposa, Paola no decía nada, solo veía el piso y yo me negaba, Javier me rogaba y ella estaba ausente, tal vez se sentía humillada pensé, no decía nada ni se movía hasta que alzo la vista y me dijo que por favor la embarazara

Laura se sentía contrariada, puesto que había muchos sentimientos en ese relato, pero su apetito sexual solo crecía, ya quería los detalles, quería saber todo

-         Ya en la habitación solo nos quedamos Paola y yo, Javier prometió que inventaría algo si mi amigo llegaba antes de tiempo y nos dejó solos, yo les confieso que solo quería sexo con esta mujer, ella se desnudó rápido, yo me imaginaba que solo se quitaría el pantalón, pero no, ella quería toda la experiencia, no nos decíamos nada, no hablamos, yo me abalance a ella y la tire en la cama, abrí las piernas y fui directo a su vagina, pero ella quería que yo solo la penetrara

Laura vivía la escena por completo en su mente, el cuerpo de Paola, las tetas en boca de Iván, la ropa en el piso, el pene erecto de aquel hombre y la vagina mojada de aquella mujer le recordaba que tenía que intentar controlarse, pero era imposible

-         – Tenía demasiado morbo, Paola reprimía sus gemidos, supongo que pensaba en su marido, pero eso me hacía darle más duro y ella lo disfrutaba, yo estoy seguro que ella olvido de todo aquello y solo estaba cogiendo con un desconocido, yo tenía el morbo a millón y de un simple misionero la senté encima mío, con cada balanceo hacia que ella apretara los labios, yo no quería acabar, yo quería aguantar lo máximo posible…

Laura de nuevo con sus pies cruzados, extendió su mano izquierda y la coloco entre sus muslos apretados, mientras con la mano derecha seguía pellizcando su codo izquierdo, hacia malabares para no morderse el labio, sintió como una gota de sudor se desprendía de su pecho bajando rápidamente por su seno y parando súbitamente en su camisa

-        – … le estaba haciendo sexo oral, ¿se imaginan? ¡sexo oral! No me imagino a nadie que quede embarazada por un oral, pero yo seguía y estaba por completo desvinculado del hecho que estaba “haciendo un favor” Paola no tenía oportunidad, solo me agarraba mi cabello y lo apretaba, yo metía mis dedos y sentía la humedad de la mujer que tenía la espalda arqueada…

Laura era Paola, Paola era Laura, ya no sabía la diferencia, en su mente se estaba tocando su vagina con una mano y con la otra apretaba su teta, se mordía el labio y un pie acariciaba su otra pierna, estaba en éxtasis total, pero en aquel salón estaba en una silla aguantando el calor y siguiendo con atención el relato del recién llegado

-        – … la tenía en cuatro, cuando ya sentí que me venía, pero como yo estaba en la cúspide de mi vicio saque mi pene y le llegue en la espalda, sentí el desborde de todo, había satisfecho mi deseo viendo que la mujer llego al mismo tiempo que yo, sentí que ella disfrutaba de una buena sesión de sexo, pero ahí nos dimos cuenta del error, ahí me di cuenta que había metido la pata…

En la mente Laura ya se estaba vistiendo, sintiendo que había completado un orgasmo más, pero recordaba al mismo tiempo porque estaba en esa silla, acompañada de esta gente, tenía un problema y veía la cara de Iván y como su frustración se hacía visible.

Iván comentó que se sentía miserable porque era la primera vez que pensó en las consecuencias de sus actos, que más nunca tuvo valor para preguntar por Paola o Javier, algunos más tuvieron la oportunidad de hablar, de expresar sus emociones, la sesión había terminado, las sillas fueron removidas, algunos se fueron de inmediato, otros se quedaron hablando o fumando algún cigarrillo, Laura sentía vergüenza porque no pudo controlar su imaginación, mientras que Iván estaba un poco alegre por contar su experiencia pero no sentía ningún progreso real.

Laura estaba saliendo del edificio ya vacío, Iván la sigue sin querer mientras ve su culo en ese pantalón negro apretado, Laura siente la presencia de aquel hombre y se voltea, solo intercambian miradas, tras unos cortos segundos ambos sonríen.

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