DOS AÑOS PELANDO UNA CEBOLLA

 


2023 llego, y llego con buenos resultados, antes de escribir esto, me dedique a leer el ultimo post que deje en este blog, fue un resumen de lo que fue el 2020, y desde entonces no he escrito nada aquí, del post anterior me quedo dando vueltas en la mente que en ese momento me había encontrado a mí mismo, y hoy me doy cuenta que no era así, apenas me sigo conociendo, si vamos de nuevo al ejemplo de la cebolla y sus capas, pues podría decir que 2020 lo único que hice fue darme cuenta que yo era la cebolla, pero lejos estaba de quitarme alguna capa.

    Entonces, empiezo a ver hacia atrás y resumir nuevamente desde mi versión 2023 que paso en los últimos 3 años.

    En 2020 tuve dos semestres completamente opuestos, el primero fue brutal, genial y de extrema felicidad, después de diez años nuevamente estuve enamorado y compartí mi tiempo y energía con una persona que me correspondía, fue una conexión real y genuina, hasta que dejo de serlo y empezó la segunda etapa, entiendo que todo es equilibrio, todo es una moneda, todo tiene dos caras, así que la cantidad de felicidad de la primera etapa se comparó con la depresión de la segunda, es verdad lo que escribí en el post anterior, me partí en mil pedazos, descubrí mi ego y quede fragmentado reuniendo los pedazos, y volviendo a crearme una idea de quien debería ser. En conclusión, este año fue un Yin Yang, conocí la dualidad, la correspondencia.

    En 2021 salí de Santo Domingo, dejé mi espacio físico, mi lugar, mis cosas, mis pertenencias, y empecé a vivir ya compartiendo todo, desde mi energía hasta mi vida, me abrí por completo en el afán de seguir buscando quien era, fue exageradamente inestable este año, volví a la depresión, pero esta vez consciente que estaba deprimido y debía dejar de estarlo, fue un año de lucha, literalmente luchaba contra mí mismo, no conseguí estabilidad de ninguna forma, y recuerdo que era en lo que estaba más enfocado, pero solo era el deseo, deseaba tener estabilidad física, emocional, laboral y económica, me enfrente a mí mismo en todas las maneras posibles, hasta llegar al punto de rendirme ante mi mismo, recuerdo estar en la bicicleta haciendo delivery y estallar y decir “¡Basta! Estoy obstinado de esta lucha”, porque estaban esas voces juzgándome una y otra vez, las voces no se callaban, no tuve paz en todo ese año, así que empecé a soltar, dejé que las cosas tomaran su curso, esto fue a final de año cuando decidí ser, inconscientemente lo hice, porque estaba cansado de buscar y buscar la solución mágica, me adentre de lleno en el mundo de “La Espiritualidad” buscaba y buscaba técnicas y métodos, para cambiar mi vida de forma mágica y en ese momento aún no lo sabía, pero no hay tal cosa como una solución mágica. A final de año me rendí, deje de luchar contra mí mismo, y me deje llevar, conseguí un trabajo estable, en oficina y me dio cierta estabilidad mental, seguía inconforme, pero al menos obtuve cierta paz. No todo el 2021 fue tan terrible, también es vital comentar la familia que conseguí, a parte de mi familia de amigos cercanos, a los que le agradezco que me salvaron la vida (y lo siguen haciendo) Omar, Orla, Steff y los niños, tuve el placer de conocer la familia Drink Team, un enorme grupo de venezolanos, colombianos y ecuatorianos que a través del voleibol me ayudaron a pensar en otra cosa fuera de mis demonios internos, de esta forma cierra el primer año post pandemia con un Jorge cansado de la lucha que consiguió un paz y estabilidad momentánea con una familia de amigos que llegaron a levantarme el ánimo.

    Comienza el 2022, comienza más relajado, pero eso sí, con muchas pero muchas ganas de querer cosas, a ver, me explico, aún estaba metido de lleno con la espiritualidad, llevando diarios, escribiendo pensamientos, consumiendo mucha información de cómo mejorar, empecé también a aprender sobre cómo funciona el cerebro, la mente y la psicología, pero seguía con ese sentimiento de insatisfacción, básicamente todo el año fue así, la misma rutina, trabajo en oficina, alguno que otro trabajo online, y en algunas veces voleibol y alguna fiesta o reunión con la familia de amigos, 2022 fue el año de cambios en hábitos, algunos muy pequeños, otros más grandes, pero sin duda el que se lleva el premio fue que a mediados de marzo cambie por completo mi alimentación y me convertí en vegetariano, este cambio me ha servido demasiado porque es la prueba básica que yo puedo cambiar lo que desee si el cambio viene desde mi imagen interna, hasta que llego agosto y me dio por aventurarme con alguien nuevo, puse los ojos en una muchacha del Drink Team, y empecé una relación de amistad que iba escalando hasta el punto que le confesé que ella me gustaba y quería algo más que una amistad, aunque yo sabía que no quería una relación y también sabía que ella tampoco la quería, fue justo en este momento cuando vino la siguiente revelación, algo parecida que la del 2020 pero en menor escala, esta relación con ella no llego a ningún lado pero yo sin tener motivos suficientes me empecé a sentir como en 2020, pero gracias a la espiritualidad, a la meditación y a lo aprendido en psicología, pude identificar estos sentimientos, y los patrones de emociones que estaban llegando a mí, se lo comenté a mi amiga/psicóloga la Dra. Daiana Sertage, y recuerdo cuando me dijo, “tal vez lo que tú tienes es una herida de abandono” y ese término lo googlee y fue cuando exploto mi mente, aquí empieza el segundo tramo del año cuando le quite una capa más a la cebolla. No voy a detallar como la herida de abandono modifico mi vida entera, solo diré que desde entonces comprendí que no todo ha sido mi culpa, y esto sí que me trajo paz interna, porque empecé a tratarme muchísimo mejor, en ese tiempo pasé como dos meses súper enfocado en hacer las paces conmigo mismo, en perdonarme, y quererme, conocí por fin el amor propio. Además, conocí la hipergamia, y los términos de macho alpha y beta, entre en el mundo del estoicismo, con todos estos conocimientos le empecé a darle sentido el origen de mi continua insatisfacción, respondí la pregunta de por qué a mí no se me han dado las cosas, y sobre todo entendí porque a los otros que yo veía si les funcionaba “la vida”. El fin del 2022 fue muy muy gratificante, literalmente todo el diciembre fue de agradecimiento, fue de darme cuenta lo afortunado que soy y cierro el año con el término “YO SOY” ahora entiendo que significa esas dos palabras, ahora entiendo el equilibrio.

    En resumen, YO SOY es la filosofía que estoy adoptando, YO SOY esto, y soy aquello, es dejar el ego, el cuerpo, la mente, las necesidades o las querencias y SER, ser el YO SOY, comprendo el todo, comprendo que todo se reduce a energía y frecuencia, que todos y todo somos uno y YO SOY todos y todo, también siento que esto apenas empieza, me falta mucho para poder aplicarlo a mí.

    Este ha sido el resumen de estos dos últimos años, YO SOY esto, este viaje de autoconocimiento, sigo pelando la cebolla, sigo queriendo y deseando, sigo luchando conmigo mismo, sigo enfocado en mi al mismo tiempo que sigo procrastinando, sigo eliminando hábitos, eliminado vicios y adoptando nuevos.

YO SOY.

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