Aquel lunes...



Amaneció soleado, pero el animo no era para nada radiante, por el contrario era triste, apático, apagado, usualmente a mi me gustan los lunes me gusta saber que es otra oportunidad para hacer algo, me gusta pensar que ya descanse y ahora me toca trabajar, pero este lunes no fue asi, estaba buscando excusas para no salir de la cama, solo queria quedarme ahí sin pensar en nada o tal vez pensando que todo era un sueño y solo estaba esperando despertarme, fue un lunes triste, el café matutino no sabia igual, una arepa simple, un programa de radio con extremo optimismo (cosa que sabia era un máximo intento de ayudar), no conseguí las excusas y tuve que salir de la cama, echarme un baño de agua fría, verme al espejo y no tener motivos para afeitarme, empezar a vestirme a las 9am para ir a un trabajo cuyo horario es 8am, salir a la calle y ver una ciudad vacía, negocios cerrados, todas las personas tenían el mismo factor común, el dedo meñique derecho pintado de morado y la mirada perdida en el espacio, parecían estar en el mismo trance en el que andaba yo, pensando como resignarme.

Llegar al trabajo y conseguirme que las primeras caras felices que veía en el día fuera las del personal de vigilancia que compartían relatos del día anterior, entrar a la oficina y verla apagada, con muy poca gente, ver en sus caras ese mismo reflejo que da al entrar a un velorio y saber que la persona que tienes al frente te estaba esperando solo para darte un abrazo y así llorar al muerto.

El día termino, la noche llego rápido y la cama llamaba, el sueño pronto llegó y al volver abrir los ojos era martes, un tipo de martes de esperanza, un martes con ganas de cambiar, un martes de optimismo cargado de vibra positiva.

Ese lunes fue ayer 8 de octubre en caracas, el martes es hoy, y así como comenzó el martes quiero que comiencen todos lo días por venir.

Comentarios

Verónica Tapia ha dicho que…
chicueloooo! saludos!